Vicente Sánchez, Diego. La Edad Media Franquista. El pasado medieval hispánico en la memoria histórica del franquismo y la legitimación del nuevo régimen, Cáceres, Universidad de Extremadura, 2023, 175 pp.

Publicada en el año 2023, la monografía firmada por Diego Vicente Sánchez cumple con lo prometido en su título y conduce al lector por los curiosos caminos del medievalismo franquista, entendido este como el uso interesado de la historia medieval por parte de la propaganda del régimen. Bien es cierto que tal asunto ya hubo de ocupar los esfuerzos de otros autores con anterioridad —he ahí, por ejemplo, trabajos como los de M.ª Eugenia Lacarra (1980) y Francisco Javier Peña Pérez (2010), dedicados al abuso experimentado por la figura del Cid bajo las ligaduras del franquismo— y así lo demuestra la prolija bibliografía reunida al final del volumen por Vicente Sánchez. No obstante, cabe reconocer en la propuesta de este investigador la notable bondad de abordar la reapropiación franquista del pasado medieval desde una visión de conjunto, sin limitarse al caso concreto de un motivo o de un tópico en particular.

Tras un prólogo a cargo de Francisco García Fiz —donde este experto advierte de la imprescindible función del historiador frente a los usos torticeros del pasado medieval que, inesperadamente, se vienen manifestando en cierta esfera de la política actual—, se inaugura la monografía con una “Introducción” (15-20) en la que Vicente Sánchez da cuenta de los parámetros esenciales de su trabajo: el objeto concreto del estudio, las premisas de partida, los objetivos principales, las fuentes consultadas y, en fin, las limitaciones que atañen a toda investigación. En tal sentido, avisa el autor de la necesidad de exceder los márgenes de lo estrictamente medieval para lograr una explicación global, más comprehensiva, de la retórica épica elaborada por la propaganda franquista.

El primer capítulo, “La dialéctica de los tiempos históricos: mirada al pasado, legitimación del presente y proyección de futuro” (21-31), sirve a Vicente Sánchez para examinar el engranaje psicosocial por el que la historia es susceptible de convertirse en recurso sancionador de la identidad colectiva y las aspiraciones de cualquier grupo social. De ahí que el autor dedique parte del epígrafe a revisar el estrecho vínculo establecido entre historia y mitología nacionalista y a prevenir de ese tamiz presentista que la “memoria histórica” ha impuesto, en muchas ocasiones, sobre la disciplina historiográfica y sobre la historia propiamente dicha. De esta forma, sabrá el lector de los mecanismos mediante los que el pasado puede resolverse en argumento para el presente, amén de fungir como tópico validador de los deseos de trascendencia de una determinada comunidad.

Los basamentos teóricos del primer capítulo darán paso al análisis de “La construcción de la Edad Media franquista” (33-51) y de los presupuestos básicos sobre los que tal remedo histórico hubo de articularse. Entre ellos destaca Vicente Sánchez una concepción sincrética del tiempo y de la historia, a caballo entre lo teleológico y lo cíclico, y dirigida en favor de los intereses panfletarios del régimen. Así, el autor explica cómo la pátina providencialista —mesiánica, en buena medida— de la que se revistió la dictatura —junto a otros ardides como la selección y deformación de ciertos acontecimientos históricos— dio lugar a una rehabilitación del pasado medieval basada en la figura retórica de la analogía: en el siglo XX como en los siglos medios, “España está llamada a resurgir de sus cenizas, tras haber sido aplastada por fuerzas extranjeras contrarias a la fe católica […], y construir una nueva edad de oro, un nuevo imperio” (40); infeliz paralelismo al que habrían de contribuir los agentes habituales de la propaganda franquista, enumerados también por el investigador: la Iglesia católica, los medios de comunicación, el sistema educativo y, por supuesto, la historiografía de la época, más prescriptiva que descriptiva; si bien Vicente Sánchez hace notar el caso de autores como Menéndez Pidal, cuyas propuestas, aunque dentro de los márgenes permitidos por el contexto, revelaban un talente menos doctrinal (46).

Al abrigo de archivo tan afortunado como heterogéneo —textos historiográficos, ensayísticos, periodísticos, didácticos, literarios o panfletarios; todos convenientemente reunidos en la sección de anexos y en la bibliografía final del volumen—, así como a la luz de otro tipo de eventos o actuaciones de claro afán propagandístico, lo que resta a la monografía discurre a través de un examen que, en cierto modo —y dicho con todo el desenfado—, se aproxima al ámbito de lo “narratológico”. Tanto es así que, en los capítulos que siguen, Vicente Sánchez logra identificar cuáles fueron los motivos argumentales más relevantes para la memoria medieval reconstruida por el franquismo, amén de sus personajes protagonistas y la estructura que secuenció aquel relato. Como bien se explica en el tercer capítulo del volumen (53-73), la asimilación de la contienda civil a una “nueva Reconquista” y la justificación del nacionalcatolicismo como una “nueva Cruzada” se convirtieron en dos de los topoi más relevantes que la propaganda del régimen encontró en el Medievo. Y, a partir de este planteamiento, se irían instrumentalizando otros motivos medievales que dieron consistencia a la narración y favorecieron su devenir.

Así, avanzada la lectura, el lector tendrá noticia de los héroes prístinos de aquella historia: Leovigildo, Recaredo y Recesvinto, los monarcas visigodos que lograron la unidad territorial, confesional y jurídica de España, respectivamente (75-80). Un poco más adelante, se presentará a los paladines patrios, tales como Ferrán González y el Cid Campeador (100-112), cuyas hazañas ofrecieron un correlato histórico para las de Francisco Franco. Tampoco pasan desapercibidas las heroínas de la fe católica, si no protagonistas, al menos personajes focalizadores de la trama (113-121). Entre ellas, Vicente Sánchez destaca el caso de Isabel la Católica, convertida, junto a Fernando de Aragón, en emblema del programa centralista del régimen y “Castilla, entre todos los reinos medievales, la elegida por el franquismo como ejemplo histórico de la unidad que ansiaban imponer” (82).

No obstante, el autor advertía ya en los capítulos liminares del volumen: para conocer el desenlace de este relato medievalista, será necesario rebasar las fronteras de lo que comúnmente se tiene por Medievo y dilatar la narración —y los márgenes de la investigación, por tanto— hasta época ulterior. No en vano, habrían de ser los Austrias Mayores los “forjadores” últimos del Imperio español y de esa grandeza nacional que ya algunos próceres medievales acertaron a “soñar” y que, según el argumentario de la Falange, convenía restaurar. Así las cosas, es posible comprender, al compás del capítulo quinto (87-97), ese cariz “ascensional”, “preambular” o “preparatorio” que los siglos medios adquirieron a tenor de la retórica imperialista de la época.

De tal forma, el trabajo desarrollado por Vicente Sánchez viene a demostrar que tampoco en el relato legitimador remedado desde las filas franquistas pudo desembarazarse el Medievo de esa imagen de “transitoriedad” o de impasse histórico que, desde hace siglos, lo acompaña e, incluso, lo menciona. Asimismo, entre las conclusiones más sobresalientes a las que invita la lectura de La Edad Media franquista, cabe ponderar la referida a la consistencia interna o la organicidad, si se quiere, de aquel medievalismo, convertido en suerte de fábula o narrativa al servicio de un determinado ideario. Y nótese, en fin, cómo la propuesta de este investigador pone de manifiesto cuestión metodológica nada desdeñable, al superar las molduras de un estudio exclusivamente historiográfico (123). Antes bien, el volumen de Vicente Sánchez evidencia la oportunidad de abordar el fenómeno medievalista en su condición de evento histórico, transido por ello de múltiples factores y cuya comprensión se cifra, pues, en el diálogo del buen hacer historiográfico con el archivo procedente de otras disciplinas.

Raquel Crespo-Vila
Universidad Rey Juan Carlos
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0382-6516
raquel.crespo@urjc.es